Un cabaré político de segunda generación. En lugar de una voz cantante, siete portavoces de una visión satírica, mordaz, sobre la historia reciente de España, la ausencia de reparación a las víctimas del bando perdedor de la Guerra Civil y la endogamia y arbitrariedad del poder económico. Con medios modestísimos propios del cabaret literario alemán, Los bancos regalan sandwicheras y chorizos apunta y hace diana a veces. Su introducción es magnífica: pasándose la palabra desnuda como los malabaristas las mazas, con una capacidad de sugestión envolvente, cinco actrices y dos actores (jovencísimos todos ellos) tienden un hilo conductor entre la cotidianidad aséptica actual y las matanzas que sobrecogieron a nuestros abuelos, y entre el Institut del Teatre de Barcelona, donde se incubó esta función, y el Teatro Español, donde se está representando.
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